Los investigadores de la inteligencia artificial están avanzando en un objetivo a largo plazo: dotar a sus programas del tipo de conocimiento que damos por sentado.
Hace unos años, un informático llamado Yejin Choi hizo una presentación en una conferencia sobre inteligencia artificial en Nueva Orleans. En una pantalla, proyectó un fotograma de un telediario en el que aparecían dos presentadores ante el titular «apuñalamiento de una hamburguesa con queso». Choi explicó que a los seres humanos les resulta fácil discernir las líneas generales de la noticia sólo con esas dos palabras. ¿Alguien había apuñalado una hamburguesa con queso? Probablemente no. ¿Se había utilizado una hamburguesa con queso para apuñalar a una persona? También es poco probable. ¿Una hamburguesa con queso apuñaló a otra hamburguesa con queso? Imposible. La única hipótesis plausible era que alguien hubiera apuñalado a otra persona por una hamburguesa con queso. Los ordenadores, dijo Choi, se quedan perplejos ante este tipo de problemas. Carecen de sentido común para descartar la posibilidad de un crimen de comida contra comida.
Cuando la IA supera al pensamiento humano
Para ciertos tipos de tareas -jugar al ajedrez, detectar tumores- la inteligencia artificial puede rivalizar o superar el pensamiento humano. Pero el mundo en general presenta un sinfín de circunstancias imprevistas, y ahí la inteligencia artificial suele tropezar. Los investigadores hablan de «casos límite», que se sitúan en los límites de lo probable o lo previsto; en esas situaciones, las mentes humanas pueden confiar en el sentido común para salir adelante, pero los sistemas de inteligencia artificial, que dependen de reglas prescritas o asociaciones aprendidas, suelen fallar.
Por definición, el sentido común es algo que todo el mundo tiene; no parece gran cosa. Pero imagina que vives sin él y lo verás más claro. Supongamos que eres un robot que visita una feria y te enfrentas a un espejo de feria; desprovisto de sentido común, te preguntarás si tu cuerpo ha cambiado de repente. De camino a casa, ves que una boca de incendios ha entrado en erupción, regando la carretera; no puedes determinar si es seguro conducir a través del chorro. Aparcas en la puerta de una farmacia y un hombre en la acera grita pidiendo ayuda, sangrando profusamente. ¿Puedes coger las vendas de la tienda sin esperar en la cola para pagar? En casa, hay un reportaje en las noticias, algo sobre un apuñalamiento en una hamburguesa con queso. Como ser humano, puedes recurrir a una amplia reserva de conocimientos implícitos para interpretar estas situaciones. Lo haces todo el tiempo, porque la vida es un rincón. Es probable que la inteligencia artificial se atasque.
Oren Etzioni, director general del Instituto Allen de Inteligencia Artificial, en Seattle, dice que el sentido común es «la materia oscura» de la Inteligencia Artificial». Da forma a gran parte de lo que hacemos y de lo que necesitamos hacer, y sin embargo es inefable», añade.
El Instituto Allen está trabajando en el tema con la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (darpa), que lanzó un esfuerzo de cuatro años y setenta millones de dólares llamado Machine Common Sense en 2019. Si los informáticos pudieran dotar de sentido común a sus sistemas de inteligencia artificial, se resolverían muchos problemas espinosos. Como señaló un artículo de revisión, la inteligencia artificial que mirara una astilla de madera que se asoma por encima de una mesa sabría que probablemente es parte de una silla, en lugar de un tablón al azar. Un sistema de traducción del lenguaje podría desentrañar ambigüedades y dobles sentidos. Un robot de limpieza entendería que un gato no debe eliminarse ni colocarse en un cajón. Estos sistemas serían capaces de funcionar en el mundo porque poseen el tipo de conocimiento que damos por sentado.
