Pan, aceite de oliva extra, tomate y sal; una combinación de ingredientes sencillos que ha sido exitosa durante siglos. Pero, ¿pueden el Big Data, la Inteligencia Artificial o el 5G mejorar el sabor de un tomate, algo tan básico y esencial, al calcular con precisión el agua, la luz y el abono que necesita?
La conectividad inalámbrica ya ha entrado en nuestros platos y aspira a mejorar los alimentos, como los tomates, su cultivo y distribución. Si afinamos la mirada entre las plantas de tomates, los calabacines o las berenjenas bajo la cubierta translúcida del invernadero, podemos verlos, aunque llegaron hace algún tiempo. Son los sensores que miden la humedad, la temperatura, la luminosidad o la geolocalización de la siembra y del terreno. Datos y más datos que se procesarán y, a continuación, proporcionarán información valiosa para mejorar la gestión de los cultivos.
La digitalización ha transformado todos los aspectos de la vida. Nos comunicamos a través de la pantalla de un teléfono inteligente, llegamos a nuestro destino siguiendo rutas elaboradas con paquetes de información de una aplicación… Si hay algo que no escapa a la conectividad, es la cadena alimentaria. Su presencia se va acentuando cada vez más, desde el origen del producto hasta que llega a la mesa.
Los datos: de la semilla de tomates al fruto
Hoy en día, el responsable de la cosecha de tomates en un invernadero puede sacar su teléfono móvil, abrir una aplicación y consultar el funcionamiento del sistema de riego de su cultivo. Todo esto, por ejemplo, mientras espera su turno en el dentista o durante el descanso de la competición de gimnasia rítmica de su hija. También tiene a su disposición aplicaciones para el control de plagas o de temperatura. El teléfono inteligente y las tabletas se convierten en herramientas adicionales, como la azada, el rastrillo o las mangueras para llevar adelante la producción agrícola.
¿Y por qué no agrupar estas aplicaciones en una sola?, pensaron en el Centro de Innovación Tecnológica (CIT), dependiente de la asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Almería (Coexphal). De esta idea surge Go Inverconec, una plataforma tecnológica que reúne sistemas de medición para todos los parámetros involucrados en el funcionamiento de un invernadero y, por lo tanto, «facilitar su gestión integral».
Sensores y dataloggers
La información se recoge a través de tecnologías como sensores o dataloggers (dispositivos electrónicos que también contienen sensores) que se procesan y almacenan mediante la computación en la nube. Esta integración de datos permite analizar y tomar decisiones más acertadas porque se pueden identificar sinergias entre el clima, el riego y las plagas..
El objetivo, por tanto, es recopilar la mayor cantidad de información posible en esta fase para ayudar a mejorar la toma de decisiones. Go Inverconec se convierte así en un aliado para el seguimiento y control de calidad de los cultivos. El agricultor consulta la información que le interese y, después de eso, decide si debe tomar alguna medida, como activar la máquina de riego, abrir o cerrar ventanas en los invernaderos, consultar riesgos de plagas y cuáles serían los tratamientos adecuados. Y puede hacerlo a través de la plataforma tecnológica.
Los impulsores de la herramienta han observado «una notable reducción en la fertilización, de entre un 20-40%». La parametrización de los aportes de agua y drenaje «ha permitido reducir ligeramente el consumo de agua, cerca de un 5%» y, por otro lado, la monitorización de la temperatura y la humedad del sustrato han resultado muy útiles para el manejo del riego. Las tareas agrícolas, supervisadas con un clic.