Europa decide apostar por la creación de una gran nube europea que garantice la seguridad de los datos de los usuarios y el libre flujo de los mismos.
¿Alguna vez te has preguntado quién controla todos los datos que generas en el día a día? Seguro que la respuesta no te la esperas: los norteamericanos y los chinos.
Según un estudio elaborado por el laboratorio de ideas CEPS, el 92% de los datos de los ciudadanos y empresas europeas está en manos de corporaciones norteamericanas y chinas.
El estudio pone de manifiesto que millones de referencias sensibles se encuentran en servidores de otras jurisdicciones, con el riesgo de que sus gobiernos puedan obligarlos a proporcionarlos en cualquier momento. Sin embargo, los datos son también la materia prima que da a esas compañías más munición para alimentar sus algoritmos y seguir creciendo.
En busca de la ‘gran Nube europea’
Este fenómeno se ha considerado como una amenaza a nivel europeo, motivo por el que distintos países han pedido que se creara una gran nube europea que almacenara la información de las grandes compañías.
Sin embargo, para que pueda existir esa gran infraestructura de datos, es importante que primero se cuente con las infraestructuras necesarias. Los expertos aluden a que para ello habría que aprovechar la inversión en redes de muy alta capacidad, junto con una gestión eficiente del espectro es capital.
En ese sentido, sería preciso que se completara la transposición del código europeo de las comunicaciones electrónicas, proceso que inexplicablemente se está retrasando en demasiados países de la Unión Europea.
Por otro lado, habría que contar con una infraestructura digital, entendida como los recursos físicos necesarios para posibilitar el uso de datos, dispositivos, métodos, sistemas y procesos informáticos. Un campo en el que la UE no destaca globalmente, sigue dependiendo de procesadores (chips) estadounidenses, tres compañías americanas dominan el mercado global.
Por otra parte, el mercado de los servidores, almacenamiento y recursos informáticos de la computación en la nube está en manos de cinco proveedores no europeos y, por último, los dos supercomputadores más potentes del mundo son chinos.
Aparte, otro de los retos presentes tiene que ver con el fomento de la cooperación con el sector privado y la reforma de las leyes en materia de gobernanza de datos.