Los datos, la ética y la responsabilidad

Rafael Fernández Campos, CDO de Bankia y presidente del Club CDOs Spain.

Cuando uno analiza los 10 Principios del Pacto Mundial de Naciones Unidas por una gestión ética, como palanca fundamental de la participación del sector privado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2015-2030, es difícil no estar de acuerdo con todas y cada una de sus manifestaciones.

Sin embargo, aterrizar estos principios generales en la actividad diaria es un reto para las organizaciones, especialmente en ámbitos novedosos donde la creación de un cuerpo normativo de buenas prácticas aún no se ha desarrollado suficientemente.

Mientras, por ejemplo, se ha avanzado mucho en los últimos años en la generación de una conciencia medioambiental de las empresas, poco hemos adelantado en la generación de una conciencia del uso del dato. Y es éste uno de estos ámbitos novedosos de embrionario desarrollo: la gestión del dato y su impacto en la sociedad.

Si bien GDPR ha supuesto un avance clave en términos de privacidad de la información, los dilemas éticos existentes alrededor del uso de los datos desbordan el ámbito de esta norma. Cuestiones como la discriminación de las minorías, la manipulación informativa, el engaño, la promoción de adicciones, el comercio de datos, etc, son asuntos de enorme preocupación social (quizá menos de la que debería) y de alto riesgo reputacional para las empresas. No en vano en los últimos tiempos estamos viendo a algunas de las mayores compañías del mundo tambalearse por casos de gestión poco ética de los datos, como es el caso de Facebook.

Mientras el conjunto de la sociedad civil reflexiona y se organiza sobre lo que considera ético y no ético, las empresas debemos, con urgencia, llevar a cabo acciones que enfrenten estos conflictos morales y establecer los pasos a seguir en términos de prevención, monitorización y remediación.

Como se suele decir, hemos de empezar por los principios. En este sentido algunas organizaciones están liderando los esfuerzos de concreción para consensuar unos principios éticos sobre el uso de los datos, si bien generalmente se circunscriben a los usos relacionados con la Inteligencia Artificial. Ciertamente es éste el mayor de los gaps existentes en materia de ética del dato, pero no es el único dilema al que nos enfrentamos.

Si entendemos que la ética debe aplicarse a todo el ciclo de vida de los datos, debemos establecer unos principios para el aprovisionamiento, el uso y la compartición de la información. Y estos principios deben estar en consonancia con los Diez Principios del Pacto Mundial.

Yo propongo un conjunto de 7 principios que podrían servir de condensación de los pocos códigos desarrollados hasta el momento:

  1. La persona en el centro: el procesamiento de datos debe ir siempre en beneficio de aquellos de los cuales los hemos capturado y proteger su dignidad, integridad, libertad, privacidad y seguridad
  2. Control personal sobre los datos: los clientes/usuarios son los auténticos dueños de sus datos, por lo que siempre deben tener control total sobre ellos
  3. Transparencia: tanto los datos almacenados, como el propósito para hacerlo, además del resultado de los procesos automáticos (algoritmos), deben ser transparentes y explicables para los intervinientes. Asimismo, la interacción con un sistema de Inteligencia Artificial debe ser previamente advertida
  4. Igualdad: el tratamiento de datos debe respetar el principio de igualdad, atendiendo especialmente a la protección de los sectores más vulnerables de la sociedad y a las grandes asimetrías en la información disponible, para evitar discriminación y estigmatización
  5. Seguridad y privacidad: los datos deben estar siempre protegidos para garantizar la privacidad, desde el propio diseño de los procesos (privacy-by-design)
  6. Responsabilidad: la compañía debe ser responsable del uso ético de los datos en todo su ciclo de vida, lo que conlleva implantar las medidas suficientes para garantizar dicho principio, diseñar productos y algoritmos éticamente responsables (ethic-by-design), y velar porque los terceros participantes en nuestra cadena del dato cumplan nuestros estándares éticos
  7. Sostenibilidad: la ética del dato debe incardinarse en la estrategia global, de forma que sea perdurable y consustancial a la misión de la compañía, lo que supone el impulso de una cultura ética dentro de la organización

Las compañías solo son sostenibles sobre unos principios y valores éticos robustos. Si la sociedad no percibe tu empresa como ética, acabarás privado de su respaldo, lo que indefectiblemente llevará a tu desaparición, quizá más pronto que tarde.

Como factor clave de éxito, ningún proyecto de Data Ethics puede sostenerse sin un gobierno del dato robusto y sostenible, lo que sitúa la labor del Chief Data Officer en el centro de la estrategia de la compañía.

Todo esto no se puede lograr sin el compromiso, no solo de las empresas, sino también del resto de actores implicados: poderes públicos, organizaciones ciudadanas (asociaciones de consumidores, sindicatos. ONGs…) y particulares en cualquiera de sus condiciones como usuarios, clientes, empleados, etc.

Por último, y aunque es un matiz que trataré en próximos posts, propongo un auto-test, formado por una única pregunta, para reconocer si nuestras acciones son éticas o no: ¿le contaría a mis clientes cómo uso sus datos? A partir de la respuesta a esta pregunta, la decisión sobre qué camino seguir es solo tuya.

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