La inteligencia artificial ha logrado importantísimos avances en 2024, lo que ha permitido que se haya avanzado considerablemente su adopción en sectores como salud, banca, seguros, educación, e-commerce, retail y viajes, entre otros. Mientras que 2023 fue el año del boom de la IA generativa y de las altas expectativas, Mckinsey reporta que en 2024 el 72% de las organizaciones planea integrar la IA en sus operaciones para 2025, un aumento considerable respecto al 50% del año anterior.
En este contexto, Wehumans, solución de humanos digitales del grupo ABAI, analiza las 4 tendencias que marcarán el futuro de la IA en 2025. Un año en el que las perspectivas de la IA están marcadas por avances significativos en varias áreas clave, entre los que destaca la evolución en el desarrollo de la IA autónoma respecto a la generativa.
1. La IA autónoma opera y toma decisiones de forma independiente
Estos sistemas de IA están diseñados para operar y tomar decisiones de forma independiente en entornos complejos gracias a su capacidad para percibir su entorno, aprender de sus experiencias y adaptarse a nuevas situaciones sin intervención humana constante. De hecho, según predice Gartner, una de cada tres las aplicaciones de software empresarial en 2028 ya incluirán agentes de IA frente a menos del 1% en 2024, lo que permitirá que el 15% de las decisiones laborales cotidianas se tomarán de forma autónoma.
Paralelamente al desarrollo de los agentes autónomos, las predicciones de Astute Analytica apuntan a que el mercado mundial de los asistentes de voz, aplicaciones de IA diseñadas para interactuar con usuarios mediante comandos de voz, aumente del 36,6% del 2022 a un 46,9% esperado para 2025. Dadas las tendencias actuales, se espera que estos sistemas continúen evolucionando hacia interacciones más naturales y empáticas gracias a mejoras en el reconocimiento y adaptación al tono emocional del usuario.
2. Los asistentes de voz potencian una interacción humano-máquina más intuitiva y efectiva
Este avance no solo enriquecerá la experiencia del usuario, con la disponibilidad de voces más realistas y avanzadas, sino que se adaptan en tiempo real al tono y el sentimiento de quien les habla, sino que también abrirá nuevas oportunidades para la integración de estas tecnologías en aplicaciones comerciales y personales, potenciando la interacción humano-máquina de manera más intuitiva y efectiva.
3. Los humanos digitales se posicionan a la vanguardia de la innovación en inteligencia artificial conversacional
Según un estudio de Emergen Research, los humanos digitales (avatares basados en IA) se convertirán en un estándar en numerosos sectores de aquí a 2025, logrando una simbiosis entre tecnología de vanguardia y aplicabilidad práctica en entornos empresariales, para permitir interacciones personalizadas y de valor. Esta tecnología, basada en Inteligencia Artificial Generativa, procesamiento del lenguaje natural, y tecnologías de representación visual 3D, se posiciona a la vanguardia de la innovación en inteligencia artificial conversacional, redefiniendo la productividad y la atención al cliente en el proceso.
4. Desarrollo de IA ambientalmente responsable, socialmente beneficiosa y económicamente viable
Según un análisis de la revista científica Nature, una aplicación de chatbot de IA generativa que asista a 50 trabajadores de un call center, donde cada uno de ellos atienda a cuatro clientes por hora, puede generar unas 2.000 toneladas de dióxido de carbono al año. Además, el consumo de agua derivado de la adopción a gran escala de la IA generativa puede llegar igualar la ingesta anual de líquidos de más de 328 millones de adultos.
Así, el objetivo pasa por el desarrollo y uso de sistemas de IA que sean ambientalmente responsables, socialmente beneficiosos y económicamente viables a largo plazo. Esto incluye desde la optimización del consumo de energía y la reducción de la huella de carbono, hasta la consideración del impacto ético y social de la implementación de esta tecnología.
5. Regulación para posicionar a Europa como líder en IA segura y ética
Por último, la regulación de la IA, especialmente en Europa con su Reglamento de Inteligencia Artificial, en su objetivo de establecer normas para el desarrollo, despliegue y uso de sistemas de IA, plantea un doble desafío: proteger derechos fundamentales y garantizar la seguridad. Aunque algunos temen que estas regulaciones más restrictivas puedan frenar la innovación y suponer una pérdida de competitividad tecnológica frente a potencias como Estados Unidos y China, también es posible que establezcan un estándar global en cuanto a transparencia y ética en la IA.
En definitiva, la regulación presenta importantes desafíos para los gobiernos y las empresas, pero también establece un marco que busca fomentar la innovación responsable, proporcionar claridad regulatoria y posicionar a Europa como líder en IA segura y ética. A pesar de los obstáculos, países como Italia y España continúan apostando con fuerza por impulsar la adopción de la IA y lideran la inversión en proyectos de IA con 1.895 millones y 1.200 millones de euros respectivamente.