Entrevistamos a Enrique Serrano, CEO de Tinámica y vicepresidente de la Comisión de Big Data e Inteligencia Artificial de Ametic (CEOE) que nos cuenta lo que va a suponer para la sociedad y para las empresas el empleo de esta tecnología.
Enrique Serrano es un apasionado de la tecnología. Una pasión que le viene desde pequeño, ya que, como él mismo cuenta, fue de niño cuando empezó a interesarse por el funcionamiento de las máquinas y la ayuda que brindan al usuario para poder tomar decisiones inteligentes. Con el paso del tiempo ha convertido su pasión en su profesión.
Big Data Magazine: ¿Cómo y cuándo empezó a interesarte el mundo de la Inteligencia Artificial?
Enrique Serrano: Desde pequeño me han fascinado las maquinas que ayudan al ser humano a pensar y a decidir. En la universidad tuve la oportunidad de trabajar en motores de reglas complejos en el centro de cálculo de la Universidad Autónoma de Madrid y me especialicé en Matemática Avanzada y Modelos de Predicción. Mi primer modelo fue el predictor del índice general de la Bolsa de Madrid después de su reforma. Ese fue el inicio en la analítica avanzada para posteriormente ir incorporando más fuentes, más volumetrías, heterogeneidad en los datos y tiempo real. En una de las últimas empresas en las que estuve, Telvent, una de las áreas que tenía a mi cargo era Business Intelligence, y comencé a darme cuenta de la obsolescencia de los sistemas de BI creados por la industria del software para solo dar respuestas departamentales sin opción para integrar datos de distinta naturaleza y en tiempo real.
BDM: ¿Cómo llegaste a ser vicepresidente de la comisión de la CEOE sobre IA y Big Data?
E.S: Fue una autentica casualidad, puesto que hace ya cuatro años en evento coincidí con Antonio Cimorra, director de tecnología de Ametic y le sugerí la creación de la comisión de big data e inteligencia artificial dado que no entendía que no existiera aún. Al cabo del mes, Antonio me llamó para decirme que en la junta directiva se había aprobado su lanzamiento y que lo suyo seria que la liderara yo aunque para eso tenía que presentarme a elecciones y salir elegido. Cada vez he ido integrándome más casi sin darme cuenta también en la comisión de Sociedad Digital de CEOE y en el Consejo de Turismo a raíz de liderar el Macro Proyecto Tractor de Turísmo Inteligente. Ha sido algo natural.
BDM: ¿Qué tipo de decisiones se están tomando en la comisión de la CEOE sobre IA y Big Data?
E.S.: En la comisión existen muchas actividades, grupos de trabajo y líneas de actuación. Primero que formamos parte del consejo consultivo para la transformación digital que el gobierno ha designado a través de la Secretaria de Estado de IA y Digital, por lo que la relación con el gobierno es muy fluida. Por ello hemos contribuido con aportaciones a la Estrategia Nacional de IA (ENIA), al Libro Blanco de la UE en esta materia, en breve lanzamos el Observatorio Ametic de IA y en cada uno de los grupos de trabajo constantemente estamos lanzando iniciativas en temas como procesamiento de lenguaje natural, computer visión o predicción. Ahora estamos analizando y aportando al reglamento en IA de la UE así como contribuyendo al programa nacional de competencias digitales, siempre desde nuestra óptica..
BDM: La IA ya está influyendo en el día a día de muchas personas, ¿cómo crees que evolucionará este tipo de tecnología en un futuro?
E.S.: Nos facilita la vida en muchos sentidos, tanto a personas como empresas, aunque inicialmente ha empezado más por las personas y poco a poco irá calando en todas las empresas. Nos fuerza a equilibrar mejor nuestras decisiones al tener mas en cuenta los datos en las mismas y ya es cosa nuestra combinarlo con nuestra intuición y sentimientos. La IA nos ayuda a decidir porque al ser humano nos cuesta tomar decisiones, evaluar más de 12 variables simultaneas es un horror, y somos totalmente adversos al riesgo y la incertidumbre. La IA nos ayuda a ver futuro, a predecir lo que va a ocurrir y eso nos deja más tranquilos y nos resta estrés. El futuro está en los sistemas de predicción y de toma de decisiones, a la par que la interlocución con todo tipo de dispositivos a través de lenguaje, tanto verbal como no verbal.
BDM: ¿Cuál es la idea más equivocada que tenemos sobre la IA?
E.S.: El termino induce a engaño y equivocación, en ocasiones, dado que sería más apropiado hablar de analítica avanzada o automatización de procesos y decisiones, en la gran mayoría de los casos. La mayor parte de los robots carecen, en realidad, de cualquier tipo de inteligencia, solo disponen de un conjunto automatizado de reglas para realizar un conjunto de tareas. Hablamos de inteligencia artificial cuando el “output” es una decisión compleja o la resolución de un problema o realización de tareas que solo el humano puede realizar tomando como base la combinación de sus sentidos.
BDM: ¿Crees que el desarrollo pleno de la inteligencia artificial va a afectar seriamente al ser humano o podremos convivir en armonía con este tipo de tecnología? ¿Por qué?
E.S.: La IA necesita al humano para su existencia, para su desarrollo, supervisión, mantenimiento por lo que es impensable su independencia o sublevación. Desde que salió del armario a finales de los 90 con “Deep Blue” no ha hecho más que facilitarnos la vida, complementarnos en muchas tareas, ayudarnos a tomar mejores decisiones, en definitiva, a hacernos mejores, aunque no más inteligentes de lo que somos o podamos ser. Por tanto, la combinación con el humano siempre será complementaria y desde ya, en la UE y en cada país se ponen todos los mecanismos y restricciones para su correcta aplicación. Aún nos queda mucho para ver coches autónomos nivel 5 por las calles dado que todavía hay cuestiones por resolver hasta que el riesgo este asegurado a un 99,999%. Aplicar IA implica 0 errores.
BDM: ¿Ha ayudado o crees que va a ayudar en algo la IA a las empresas a salir de la crisis financiera provocada por la pandemia?
E.S.: Alrededor de un 20% de los fondos Next Generation para la reconstrucción que se destinen a digitalización van a incluir IA, analítica avanzada o big data, lo cual significa que España puede destinar a todo esto hasta 4.750 millones de euros de inversión pública más 9.500 de inversión privada, y con ello no solo aplica la Estrategia Nacional de IA lanzada sino que impulsa industrias como la movilidad, agro, turismo, deporte, sanidad… Vamos a disponer de tres tipos de empresas, las que irremediablemente van a desaparecer, las que se van a refundar/fortalecer y las de nueva creación. No contemplo que cualquiera de las empresas que sobreviva a la crisis no use datos para tomar decisiones inteligentes y acertar, para tratar de determinar lo que va ocurrir en cuanto a mercados, precios y clientes, para tratar de posicionarse de antemano y ganar la partida. Si en los 80 y 90 el “brujo de la tribu” era el responsable de marketing, ahora lo será el científico de datos.
BDM: Ya sabemos que las grandes empresas cada vez emplean más la IA y el Big Data, pero… ¿qué hay de las pymes y de los autónomos? ¿Tienes algún dato del uso por parte de ellos?
E.S: Alrededor de un 20% de pymes y autónomos utilizan algún tipo de aplicación y/o analítica avanzada para tomar decisiones. A veces tenemos ideas equivocadas en algunas profesiones, pero pensemos que hay jóvenes agricultores de éxito que utilizan sistemas de alta precisión meteorológica, que optimizan fertilizante y semillas, que usan el agua de forma sostenible, todo ello basado en datos. O que un fontanero con un pequeño CRM analítico optimiza sus visitas, segmenta sus clientes y puede permitirse librar horas o franjas del día en las que prevé menos actividad, todo ello con mucha anticipación. En realidad es mucho más fácil y rápido implantar IA en una pyme dado que la computación en la nube y el pago por uso hace que la tecnología sea accesible a cualquiera.
BDM: ¿Es verdad eso de que la inteligencia artificial se tiene que adaptar a la persona o debería ser al revés? ¿Por qué?
E.S.: La IA trabaja para las personas por lo que tenemos que hacer que sea amigable y adaptable, no tiene sentido al contrario. Tanto los lenguajes de programación como los interfaces con este tipo de tecnologías cada vez son de mas alto nivel para que las barreras de entrada sean cada vez menores. La IA esta al servicio de la Humanidad y su objetivo debe ser permitir que vivamos mejor.
BDM: ¿Cuál crees que sería el culmen o el punto álgido que debería alcanzar este tipo de tecnología?
E.S: Alcanzar la singularidad tecnológica por la cual a través de la IA un sistema o algoritmo puede mejorarse a sí mismo de forma automática. Es decir, hablaríamos del desarrollo en plenitud de lo que se llama “IA fuerte” y permitiría avanzar en cada una de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, superando ampliamente la capacidad humana en todos los campos. Ya se ha logrado superar el umbral humano en “computer visión” y en procesamiento de lenguaje natural, que estaban en el 95% y 87% respectivamente, pero aun queda por delante. La IA sigue sin saber por que ocurren las cosas, le falta visión conceptual, es incapaz de interrelacionar conceptos y no tiene ni consciencia, intuición ni sentimientos, por lo que no es humana ni lo será nunca.
BDM: ¿Qué papel desempeña la legislación en este ámbito? ¿Existe un marco legal que ampare el desarrollo de esta disciplina?
E.S.: Se hace un gran esfuerzo tanto desde la UE como desde los países para intentar estar al día del avance tecnológico y del estado del arte. Los marcos normativos se están definiendo a nivel de reglamentos que hay que ir trasponiendo a las legislaciones nacionales en términos parecidos como se hizo con el Reglamento General de Protección de Datos con multas que pueden llegar a suponer el 4% de la facturación anual. Hay que pensar que en algunas ramas de la IA el “estado del arte” puede cambiar cada 6-9 meses y que de repente sale un “paper” que significa una pequeña revolución en su ámbito y cambia las reglas de juego, por ejemplo, en procesamiento de lenguaje con los GPT3, GPT4… Siempre hay que preservar el derecho de las personas a la intimidad, a la no discriminación, la manipulación de opinión e informativa así como a construir un IA que sea sostenible con el medio ambiente. Pensemos que un gran datacenter puede tener un consumo similar al de una ciudad de mediano tamaño, por lo que el concepto de algoritmos verdes que incluye ENIA es muy innovador. La UE esta trabajando duro para lograr liderazgos en el ámbito de la UE, no solo regulatorios, aunque en este campo se lleva un claro avance. El Reglamento de IA que prepara busca incrementar la confianza en la tecnología y garantizar el impacto positivo en ciudadanos, empresas y toda la sociedad.
BDM: ¿La transparencia de los algoritmos serviría para controlar el desarrollo de la inteligencia artificial?
E.S.: Es un buen punto, pero hay que partir de la base que hay una tipología de algoritmos, redes neuronales multicapa con cientos de miles de ellas que suponen una autentica “caja negra” y es imposible determinar el por que de determinadas actuaciones o decisiones. La propia construcción y entrenamiento de algoritmos no supervisada hacen que sea compleja su supervisión. No obstante, es necesario un ente o agencia de supervisión de algoritmos, no solo desde el plano de su construcción sino también desde la tipología de datos de los que se alimenta y su entrenamiento para que todo sesgo quede eliminado. También es fundamental conocer el uso que se va a dar a los mismos. Hay casos en los que determinadas empresas han decidido no trabajar para fines militares o armamentísticos como es el caso de Google.
BDM: Desde tu punto de vista, ¿cuál crees que es el sentir de las empresas sobre el desarrollo de la IA y cada vez una mayor utilización del Big Data?
E.S: Todo el mundo habla de inteligencia artificial y ahora parece que si no estas o tienes proyectos de IA no eres una empresa “cool”, por lo que hay un efecto de “fiebre del oro”. A los que verdaderamente les va bien con estos proyectos, no los cuentan y prohíben contarlo. Hay empresas que han lanzado más de 100 iniciativas en paralelo. La realidad es que solo un de cada cinco proyectos de IA provoca efectos de “wow”, con impactos de más del 100%, sin embargo compensan de sobra la inversión en los otros 4. Aplicar IA significa conseguir efectos espectaculares en los procesos en los que se aplica. Además, ahora equivocarse es barato, porque son proyectos de no más de tres meses en los que la construcción de un producto mínimo viable normalmente no supera los 50.000 euros.