La tecnología descentralizada, clave en el éxito de las smart cities

La tecnología Blockchain sustenta el avance de las ciudades inteligentes.

Las ciudades inteligentes no dejan de acaparar la atención en todo el mundo a medida que se convierten en puntos de aspiración para muchas jurisdicciones. Hay una relación muy clara en estas utopías urbanas entre los ciudadanos para los que se construyen y los sistemas, redes y dispositivos que permiten su funcionamiento seguro y eficiente. Y lo que es más importante, se construirán sobre una infraestructura tecnológica financiera totalmente nueva.

El objetivo principal de una ciudad inteligente es optimizar las funciones de la ciudad y promover el crecimiento económico aprovechando las tecnologías de vanguardia. Las ciudades inteligentes buscan aumentar la eficiencia operativa, alcanzar objetivos de sostenibilidad como la eficiencia energética y la gestión de los recursos escasos y, sobre todo, mejorar la vida de los ciudadanos en ellas.

Transmisión de datos en smart cities

Algunas ciudades inteligentes en fase inicial, aunque prometedoras, son Singapur, Dubai y Oslo. En Singapur, una de las ciudades más pobladas del mundo, se utilizan sensores para recoger digitalmente datos sobre el volumen de tráfico y la actividad de los peatones. Los datos se transmiten luego a los organismos para que los analicen y decidan las acciones adecuadas, tanto en términos de redirección del flujo en tiempo real, como de mejora de las políticas y la planificación. Otras áreas de interés son el uso de tecnologías domésticas inteligentes para abordar cuestiones como la gestión de residuos y la eficiencia energética.

La recopilación de datos precisos y fiables a partir de dispositivos conectados es, por tanto, fundamental, y la mejor manera de conseguir la participación activa de los residentes de una ciudad para que proporcionen estos datos desde sus dispositivos es incentivarlos para que lo hagan. Evidentemente, hay algunos conceptos muy fundamentales que también deben estar presentes para garantizar la seguridad y el bienestar de los ciudadanos, como la identidad digital, la privacidad personal y el consentimiento para compartir datos, y eso será objeto de otro artículo.

Infraestructura sostenible

Una ciudad inteligente tiene la responsabilidad ante sus ciudadanos de operar e informar sobre una infraestructura sostenible e incorporar factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en su diseño.

La aplicación de planes de incentivación para fomentar un comportamiento positivo desempeñará probablemente un papel esencial a la hora de abordar los problemas medioambientales, sociales y económicos más importantes a los que se enfrentan los ciudadanos de esas ciudades. De hecho, a medida que las ciudades toman medidas para aplicar los objetivos climáticos de las Naciones Unidas para 2050 en el marco del Acuerdo de París, estos sistemas de incentivación podrían ser fundamentales para ayudar a las ciudades a reducir las emisiones y alcanzar un futuro neutro en carbono.

Aunque todavía faltan algunos años para que las ciudades inteligentes cuenten con servicios totalmente integrados, el uso de sistemas de incentivos basados en la capacidad de transferir pequeñas cantidades de valor -o micropagos- podría acelerar la creación de ciudades inteligentes.

Sistemas de micropagos

En pocas palabras, los micropagos son transacciones por valores muy pequeños, a menudo fracciones de céntimos, realizadas en tiempo real cuando un usuario o un dispositivo interactúan activamente con un sistema o un proceso.

Un ejemplo de actualidad es la proliferación de procesos de facturación y seguimiento de COVID-19. Actualmente no se nos recompensa por registrarnos en los establecimientos públicos, pero quizás habría un mayor nivel de cumplimiento si lo hiciéramos. Cualquier iniciativa de ciudad inteligente que requiera la recogida de datos para su procesamiento por parte de los sistemas analíticos de la ciudad, y que responda con un «empujón» al comportamiento de la comunidad a través de una recompensa, se beneficiaría de una infraestructura de pagos que soporte los micropagos.

En efecto, todos los ciudadanos y sus dispositivos se convierten en «prosumidores (productores y consumidores) de datos de la ciudad» y son recompensados en tiempo real con micropagos por su participación.

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