La Inteligencia Artificial ha sido protagonista durante la presentación del Informe de la Sociedad Digital en España 2017.
Una vez presentado el informe de la Fundación Telefónica comenzó una mesa redonda que trató temas de actualidad. Entre los ponentes estuvo Ramón López de Mantarás, director del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial (CSIC). Una eminencia del sector que no dejó a nadie indiferente con sus postulados.
Arrancó su intervención situando a España en el sector de la inteligencia Artificial y asegurando que “estamos en la posición diez o doce a nivel europeo y a nivel internacional unos siete u ocho países por delante, para situarnos en la posición veinte”. Destacó también que existen unas cuarenta empresas dedicadas a la IA en nuestro país y que varias de ellas son líderes en subareas como la planificación, el razonamiento automatizado o la lógica difusa. Son iniciadores de sublineas de investigación que luego se incorporan a la combinada internacional.
López de Mantarás reconoció que hace cinco o seis años su perspectiva para el sector en España era bastante pesimista pero “ha habido muchas empresas que se han puesto las pilas y han aparecido entre cuarenta y cincuenta de startups de base tecnológica que se han creado no para coger cosas que existen y adaptarlas, sino para hacer realmente innovación”.
Los dilemas éticos de la IA
En su segunda participación en la breve mesa redonda, López de Mantarás profundizó en los dilemas éticos de la Inteligencia Artificial. Aseguró que “el problema no es que un sistema sea más o menos inteligente, porque en un tema aislado pueden ser más capaces que el ser humano, pero habría que ver como funcionan dotándoles de una autonomía total”.
Verdaderos problemas éticos puede crear en la sociedad la automatización de robots, vehículos e incluso las armas autónomas. En este sentido aseguró que “tardará mucho tiempo en implantarse la autonomía total en los vehículos, si es que se llega a implantar alguna vez”. Ya hay naciones como Reino Unido que han decidido no quitar al humano del bucle de decisión, especialmente en el sector de la defensa. Y terminó asegurando que el verdadero problema es la autonomía porque “si la máquina es realmente autónoma, no es controlable.”