La NASA ya está empleando algoritmos para descubrir más sobre la superficie de Marte y la ESA ha creado el primer satélite impulsado por inteligencia artificial.
2020 será un año para recordar. El año de la pandemia. Mientras que el índice de muertes y de nuevos contagios por Covid-19 siguen creciendo en todos los países de forma generalizada, la situación está mucho más tranquila en el espacio exterior. Los científicos están aprovechando los avances tecnológicos para hacer nuevos hallazgos. En concreto, la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta necesaria en este sentido.
De hecho, procesos que habría llevado horas hacer, se han reducido a minutos gracias a la inteligencia artificial. Investigadores del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en California han anunciado que han aportado más de 6.830 imágenes a un algoritmo sobre la superficie de Marte. Las instantáneas fueron tomadas por la Cámara de Contexto en el Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) de la NASA para identificar cambios en la superficie marciana.
Con las 112.000 imágenes tomadas la herramienta de inteligencia artificial ha detectado un grupo de cráteres en la región de Noctis Fossae de Marte, incluidas 20 nuevas áreas de interés que podrían haberse formado a partir del impacto de un meteorito entre marzo de 2010 y mayo de 2012. La NASA espera utilizar tecnología de clasificación similar en futuros orbitadores de Marte, que podría proporcionar una imagen más completa de la frecuencia con la que los meteoros chocan contra Marte.
A pesar de que con el paso del tiempo se ha descubierto que la IA es parcial y, en algunas ocasiones discriminatoria, como ocurrió con el algoritmo de Twitter, sí que puede ser positivo su uso para impulsar la carrera espacial.
El primer satélite impulsado por IA
Aparte de eso, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la startup Ubotica han informado de que han creado el primer satélite impulsado por IA en orbitar la Tierra: el PhiSat-1. Éste tiene el tamaño de un ordenador de escritorio. Su objetivo es resolver el problema de las nubes que oscurecen las fotos de satélite mediante la recopilación de una gran cantidad de imágenes del espacio en las partes visibles y luego filtrando las imágenes cubiertas de nubes utilizando algoritmos de IA.
Las versiones futuras del PhiSat-1 podrían detectar incendios al volar sobre áreas propensas a incendios forestales. Sobre los océanos, que generalmente se ignoran, podrían detectar barcos ilegales o accidentes ambientales, y sobre hielo, podrían rastrear su espesor, su capacidad de derretirse y, en definitiva, la progresión del cambio climático.