Desde tiempos inmemoriales existe la evolución. Evolucionar es mejorar. Es adaptarte a un mundo en cambio continuo. Evolucionar es saber que fuiste algo menos sofisticado y diste un paso más. Uno de los mayores impulsores de estas transformaciones es la tecnología, presente también en el ámbito empresarial a través de la Inteligencia Artificial (IA), una de las tendencias más claras en la empresa actual. Pero, ¿qué aporta realmente la IA a aquellas empresas que buscan constantemente la eficiencia máxima?
«Tío John McCarthy», como se conocía al célebre informático nacido el 4 de septiembre de 1927 poco antes de la Gran Depresión, tuvo varios hijos, de los cuales uno de ellos era muy particular. Era particular porque no era humano, pero adquirió habilidades propias de los humanos: era capaz de ver y oír. Era inteligente, una inteligencia que parecía crecer y crecer. Este hijo también heredó esa forma de aprender, fue mejorando mediante prueba y error. Pasaba mucho tiempo jugando entre las nubes porque se encontraba muy cómodo en el “cloud”. No se enamoró, pero llegó a obsesionarse con los datos. A ese hijo le llamaron Inteligencia Artificial.
Al igual que evoluciona el ser humano, las empresas también tienen el deber de hacerlo. La Inteligencia Artificial ha superado ya al ser humano medio en el reconocimiento facial, transcripción de voz y en múltiples juegos de mesa como el Ajedrez o el GO. Dando una oportunidad a la IA veremos que sus aplicaciones pueden ser infinitas: desde la automatización de los procesos, el análisis de datos, el propio apoyo al equipo humano, la asistencia virtual al cliente a través de chatbots, hasta el aprendizaje o machine learning e incluso la creación de nuevos puestos de trabajo.
Además, con el ahorro de tiempo que supone su uso, las empresas podrán disponen de más recursos temporales y económicos para dedicarlos a otras tareas como la innovación.
En un reciente estudio que consultó a 200 directores de recursos humanos sobre la implantación actual de la IA en el mundo laboral en España, el 98% de ellos afirmó que esta innovación puede favorecer la productividad, el mejor conocimiento de sus clientes y el de sus productos. Sin embargo, para lograr estas mejoras, la mayoría de ellos considera que habrá que desarrollar esta tecnología en todo su potencial.[1]
Según los expertos, es muy probable que en los próximos 10 años la IA y la Robótica sustituyan algunos de los puestos de trabajo de hoy en día. De hecho, se prevé que para el año 2035, la Inteligencia Artificial podrá aumentar en casi un 38% la productividad y la rentabilidad de las empresas.[2]
Aunque 10 años pueda parecer un largo plazo, la realidad es que durante este tiempo todavía tendremos que adaptarnos y resolver cuestiones como si realmente estamos preparados para el cambio o cuál será la mejor forma de repartir sus beneficios.
[1] Estudio ‘Inteligencia artificial y su impacto en los recursos humanos y en el marco regulatorio de las relaciones laborales’ de 2018, elaborado por Grupo Adecco e Instituto Cuatrecasa
[2] Estudio ‘La Inteligencia Artificial Impulsa El Crecimiento De Las Ganancias Y La Innovación en La Industria’, de 2017, elaborado por Accenture.