Con la puesta en marcha de la primera Ley de Inteligencia Artificial se abre todo un abismo ante los retos y desafíos que deberán abordar las empresas. En este contexto, expertos de diferentes sectores comparten su opinión sobre cómo esta iniciativa va a ayudar a garantizar mejores condiciones de desarrollo y uso de la IA, ya presente en nuestro día a día.
Especialmente con el boom de la IA Generativa, la regulación toma aún más relevancia. José Fernández Tamames, director del Grado de Informática en UNIE, habla así de la Ley de Inteligencia Artificial.
Miedos y desafíos de la Ley
El temor a la IA Generativa es que es capaz de representar el uso del lenguaje a base de poner “pesos” a las palabras en relación con un contexto. Nos imita a la hora de formar frases, párrafos… La Ley de Inteligencia Artificial de la Unión Europea es una legislación pionera destinada a regular el desarrollo, despliegue y uso de tecnologías de IA. Se centra en mejorar la calidad de los datos, la transparencia, la supervisión humana y la rendición de cuentas; propone clasificar los sistemas de IA basándose en el nivel de riesgo que presentan; tiene como objetivo asegurar que los sistemas de IA utilizados dentro de la UE sean seguros y respeten los derechos humanos fundamentales; e incluye salvaguardas para la Inteligencia Artificial de propósito general y limita el uso de sistemas de identificación biométrica por parte de las fuerzas del orden.
Europa ha entendido que la transparencia y el acceso sin restricciones al código tiene dos beneficios. Todos podemos controlar los desarrollos que se hacen, tanto la sociedad como los gobiernos. Se entiende que su transparencia garantiza una supervisión comunitaria para la detección de errores y malas prácticas sin orden judicial. Pero tendríamos que tener otro tipo de regulación como hizo en abril de 1993 el CERN (el Laboratorio Europeo de Física de Partículas situado en Ginebra) cuando anunció que los tres elementos fundacionales de la www (cliente, servidor y código) entraban oficialmente en el dominio público. Otro aspecto a tener en cuenta de esta Ley es que no aborda los derechos de propiedad intelectual sobre los contenidos que han servido para el entrenamiento. Veremos cuáles son los avances en 2024.