Muchas empresas y organizaciones pensaron que las dos compañías darían libertad para utilizar las herramientas que estaban crean juntos, lo que no sabían es que esto no estaría al alcance de todos.
Hace algunas semanas os contábamos en Big Data Magazine las dos grandes multinacionales, Apple y Google, habían decidido unir sus fuerzas para crear aplicaciones y software que ayudasen en la lucha contra la COVID-19.
Esta noticia hizo que muchas empresas y organizaciones empezarán a desarrollar aplicaciones que usarán las herramientas que las dos compañías iban a ofrece. El problema es que la mayoría pensaban utilizar el sistema de las compañías para rastrear la ubicación y poder notificar a las personas si habían estado en algún foco del virus.
Ahora, los desarrolladores han podido utilizar una versión del sistema y han comprobado para su asombro que existe una prohibición para compartir la ubicación.
Las reglas que han puesto
– Solo las autoridades sanitarias gubernamentales podrán crear las aplicaciones.
– Todas las aplicaciones deben obtener el consentimiento del usuario antes de usar la API de notificación de exposición. Y se requiere un segundo consentimiento antes de compartir los resultados positivos de las pruebas y las «claves de diagnóstico» con las autoridades de salud pública.
– La recopilación de datos debe ser lo mínima posible y utilizarse solo por el Estado. Otros usos de los datos están prohibidos: no se puede utilizar para publicidad personalizada o vigilancia.
El objetivo que tienen con estas reglas es mantener la privacidad del usuario y evitar posibles abusos.