Astrónomos de Washington aplican una ecuación que les permite buscar vida en otros planetas aunando millones de datos recibidos desde el espacio.
¿Podrían los extraterrestres estar enviando señales para decirnos que existen? Si es así, ¿cómo podríamos saber dónde buscar? Los investigadores que se dedican a la búsqueda de inteligencia extraterrestre, o SETI, han trazado una nueva estrategia para enfocar su búsqueda.
La estrategia aplica una sencilla trigonometría a millones de puntos de datos, con el objetivo de buscar posibles balizas interestelares que estén sincronizadas con fenómenos astronómicos difíciles de detectar, como las supernovas.
El astrónomo de la Universidad de Washington James Davenport y sus compañeros exponen el plan en un artículo de investigación presentado este mes en el servidor de preimpresión arXiv. «Creo que la técnica es muy sencilla. Se trata de triángulos y elipses, cosas que son como la geometría de la escuela secundaria, que es como mi velocidad», dijo Davenport a GeekWire medio en broma. «Me gustan las formas simples y las cosas que puedo calcular fácilmente».
El artículo, que aún no ha sido publicado en una revista especializada, se basa en datos de la misión Gaia de la Agencia Espacial Europea. Pero Davenport dijo que la técnica está hecha a medida para los terabytes de datos astronómicos que saldrán del Observatorio Vera C. Rubin cada noche cuando entre en funcionamiento, dentro de un par de años.
Deseo de comunicación
Davenport y sus colegas del SETI parten de un par de supuestos: En primer lugar, los extraterrestres tienen que querer comunicarse, y tienen que ser capaces de construir un medio de comunicación. «La idea, desde el punto de vista del extraterrestre, sería que tal vez tienes la tecnología y la capacidad de hacer algún tipo de faro, una especie de faro que quieres iluminar», dijo Davenport. «Pero es muy caro brillar en todas las direcciones en todo momento».
Entonces, ¿cuándo se enciende ese faro? Una estrategia sería sincronizar los destellos del faro con las observaciones de las erupciones cósmicas. «Es como jugar a ‘Marco Polo'», explicó Davenport. «Ha ocurrido una gran cosa. Alguien grita ‘Marco’, y tú gritas ‘Polo’, o dices: ‘Nosotros también lo hemos visto. ¿Nos ves?».
El mejor ejemplo de una erupción cósmica en los últimos tiempos sería SN 1987A, una explosión de supernova que se produjo a una distancia de 168.000 años luz y que fue vista en la Tierra hace 35 años.
La luz del destello de SN 1987A se ha estado extendiendo en una esfera cada vez más amplia durante más de 168.000 años, y continuará extendiéndose hacia los lugares más lejanos de nuestro vecindario celeste. Si una civilización extraterrestre más lejana quisiera sincronizar el destello de su faro con el de la supernova, lo veríamos con retraso, debido a la velocidad finita de la luz.