A día de hoy el sector turístico representa el 10% del PIB mundial. Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), viajaron 1.400 millones personas en el 2019. Esto supone un incremento del 9,7% con respecto a 2017.
Si nos centramos en España, y por dar algún dato más, somos el segundo país en la recepción de turistas internacionales. En 2019 España recibió 83,7 millones de personas, seguido de Estados Unidos, que recibió 79,6 millones, y sólo superado por Francia, que recibió 89,4 millones de turistas.
Sólo en el primer semestre de 2019, España recibió 48,06 millones, lo que supuso un incremento del 2,7% respecto al mismo periodo del año anterior, y la previsión era que la tendencia de crecimiento en este primer semestre de 2020 fuese en la misma línea de crecimiento.
Sin embargo, un sector que seguía incrementando sus cifras de negocio y que representa en nuestro país el 12% del PIB anual (ayudado por la gastronomía, la historia y el clima de nuestro país), se ha visto afectado por algo que no entraba en los planes de nadie: una pandemia.
El concepto VUCA que viene resonando en los últimos tiempos, describe muy bien la situación en la que estamos viviendo: volátil, incierta, cambiante y ambigua.
Un concepto que en mayor medida se refería a toda la transformación digital que ha ido cambiado negocios y comportamientos humanos en los últimos años, ha alcanzado su máxima expresión con la situación de confinamiento que ha tenido “el mundo” en los últimos meses.
El planeta se ha parado y se ha replanteado la vuelta a la nueva normalidad de una manera diferente, en la que la digitalización toma el protagonismo de los negocios.
El sector turístico, representado por todas las empresas relacionadas con el transporte de viajeros, reservas, alojamientos y hostelería y que da empleo a 2,6 millones de personas, según datos del INE, está viviendo un cambio de paradigma. ¿Cómo se puede continuar dando servicio y manteniendo a la vez todas las medidas de seguridad necesarias para evitar contagios?
Este nuevo paradigma hace que se aceleren tendencias, que si bien es cierto, ya estaba iniciadas, ahora cobran más fuerza, como es el turismo rural, que está ofreciendo destinos en plena naturaleza, accesibles con el vehículo propio y donde se puede seguir manteniendo el distanciamiento social.
Pero como siempre defendemos en PiperLab, la utilización de los datos para analizar el comportamiento de los individuos, sus tendencias de movilidad, y poder tomar decisiones que favorezcan la oferta turística, son clave en este caso para mantener las condiciones de seguridad impuestas y evitar nuevos brotes del COVID-19.
Datos como el uso de tarjetas bancarias, que han incrementado su uso al ser preferible al manejo de dinero efectivo, datos de telefonía móvil, el gasto medio en comercios, los horarios en los que se producen esos gastos, datos referidos a la procedencia del turista…son solo algunos ejemplos de las fuentes de datos que podemos utilizar para conocer el comportamiento del turista en esta nueva situación.
Por poner un ejemplo, cada individuo con un móvil conectado a una red deja una huella en las antenas por donde se repite la señal, lo que permite construir trayectorias, lugares y tiempos en los que ha estado en cada sitio. De todos estos datos se pueden inferir patrones de comportamiento de las multitudes a nivel agregado: zonas residenciales, áreas visitadas puntualmente, presencia de individuos en una zona, flujos de tránsito…todo ello susceptible de ser analizado en diferentes dimensiones, tanto socio-demográficas ( edad, género…) como temporales ( día de la semana, franja horaria…), de tal manera que se establezcan controles y turnos de afluencia.
El estudio de estos datos nos permitirá también analizar tendencias en la nueva normalidad para conocer cuales son las preferencias turísticas actuales por tipo de turista: ¿Dónde se desplazan las familias con hijos pequeños? ¿qué destinos han elegido los jóvenes ante esta situación de alerta sanitaria? ¿se prefiere la estancia en hoteles o apartamentos?
La digitalización acelerada que está viviendo el sector nos permitirá contar con fuentes de datos nuevas que enriquecerán las ya existentes para perfilar aún más al nuevo turista: códigos QR de acceso a museos, parques recreativos; dispositivos IoT para contar personas y calcular la densidad y evitar saturaciones, son algunos de los ejemplos que estamos adoptando en esta nueva normalidad.
A finales de este trimestre, tras la recogida y análisis de todos estos datos ya podremos saber si tenemos un nuevo perfil del turista “COVID-19”.