Drones pensados para la industria energética

Repsol está desarrollando un programa para analizar y testar las aplicaciones a corto plazo de la tecnología dron en sus negocios.

La revisión de instalaciones submarinas utilizando un vehículo autónomo o de complejas estructuras de tuberías con drones aéreos son las últimas pruebas de concepto que se han realizado con esta tecnología, que puede mejorar la eficacia y la eficiencia, además de reducir riesgos laborales.

«La inspección de equipos en zonas de difícil acceso, el apoyo a operaciones en remoto, las tareas de vigilancia y seguridad y los trabajos de levantamiento cartográfico son las funciones en las que esta tecnología puede tener mayor valor para nosotros«, explica Eva Gómez, Digital Advisor del Hub Blockchain, RPA & Experimentación Digital de Repsol.

Los drones ofrecen ya unas prestaciones que permiten instalarles una amplia gama de cámaras y sensores ajustados a la información que se desea obtener. Entre los desafíos se encuentran la aplicación de inteligencia artificial y el tratamiento de los datos «con herramientas que permitan su análisis de manera automática, confiable y rápida, una de las líneas de trabajo que estamos desarrollando con el Hub de Data Analytics de Repsol«.

Para Elisabeth Pérez las sucesivas inmersiones mostraron «que con el AUV utilizado es posible complementar la operación de los buzos. Habría que lograr mejorar la precisión de la posición bajo el agua, sin señal GPS u otros sistemas GNSS, para conseguir mayor proximidad a las infraestructuras, así como conseguir transmisión en tiempo real de imágenes«.

«Aunque la prueba no nos permite tomar todavía decisiones concluyentes«, continúa Eva Gómez, «vamos a seguir trabajando esta idea porque le vemos potencial para el mantenimiento preventivo de las estructuras subacuáticas, el control del movimiento del fondo marino o la detección temprana y cuantificación de fugas«.

Machine learning para descubrir la corrosión

En otra prueba de concepto, esta vez en el complejo industrial de Puertollano y con un dron aéreo aportado por Honeywell que llevaba a bordo una cámara de alta resolución y sensores térmicos, se ha buscado «una inspección más rápida y con mayor frecuencia» de los racks de tuberías de esta refinería, grandes estructuras en altura cuya revisión implica una parada industrial y la instalación de andamiajes de elevado coste.

El tramo inspeccionado tiene una longitud de 350 metros y hasta 3 niveles de tuberías, en un ensayo «que incluye el ‘entrenamiento’ de un algoritmo que, mediante machine learning, permita detectar la corrosión de manera automática«, explica Gómez. Para ello, se ha formado un equipo de alto nivel con especialistas de ambas compañías en fiabilidad de las operaciones, corrosión y tratamiento de datos.

Comunidad Dron Lovers

En el negocio de Exploración y Producción (E&P), a través de talleres de trabajo con especialistas procedentes de todos los países donde opera Repsol, se han identificado aquellas aplicaciones que «están maduras para ser probadas, como la inspección de ductos para su mapeado térmico o alerta sobre el crecimiento de la vegetación, el transporte de mercancías entre nuestras instalaciones y la vigilancia perimetral».

Desde el Hub también se promueven entornos colaborativos como la Comunidad Dron Lover: «es sorprendente la cantidad de personas que trabajan en Repsol en temas muy distintos pero que comparten su pasión por esta tecnología y que, además, identifican potenciales usos para sus tareas«. Es el caso, por ejemplo, de un geólogo de la compañía y piloto experto de drones, «con el que estamos colaborando para abrir una línea de trabajo para aplicaciones en su campo, como la toma de imágenes aéreas de afloramientos geológicos con las que construir modelos digitales«.

IA y brazos robóticos

«Actualmente disponemos de drones aéreos con muy buenas capacidades», asegura Elisabeth Pérez, pero es necesario avanzar «en la miniaturización de los sensores, en autonomía, así como en sistemas y procedimientos que permitan la integración de operaciones dentro del espacio aéreo«. Para Eva Gómez, el uso de vehículos con inteligencia artificial a bordo que corrija automáticamente la operación de vuelo hacia lo realmente útil o la integración de brazos robóticos para intervenir sobre las infraestructuras «aportarían una ventaja muy competitiva«.

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