Con un crecimiento muy fuerte en los últimos años, el mercado del IoT, y en particular el sector M2M (IoT Industrial), tienen un futuro prometedor. Paralelamente, ha surgido un problema crucial para la planificación urbana: la necesidad de una economía verde que reconciliaría las ciudades con el medio ambiente.
Estos dos mundos convergen y la tecnología puede ofrecer una respuesta a los desafíos que plantea la ecología. Según datos de Gartner, en el segmento de Fabricación & Recursos Naturales, el número de puntos finales IoT está en pleno crecimiento: pasará de 330 millones en 2018 a 490 millones en 2020. Veamos a continuación estos tres ejemplos en los que el IoT está al servicio de una mejora del medio ambiente.
Administrar los recursos naturales
En una administración tradicional de recursos naturales como el agua, el gas o la electricidad, se suelen movilizar a muchos equipos de mantenimiento, lo que implica mucho tiempo dedicado al control y las reparaciones, que repercute en una distribución no siempre óptima y puede generar fugas difíciles de identificar. En España, según el último informe elaborado por la Asociación de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y de la Ingeniería Civil (AICCP), se estima que entre el 50% y el 70% del agua que se extrae, se desperdicia por evaporación, fugas y otros motivos.
Para resolver este problema, la optimización de las instalaciones de agua, gas y electricidad es esencial. El IoT puede definitivamente mejorar la gestión de estos recursos naturales. Se están desarrollando soluciones para abordar estos problemas de gestión, particularmente a través de la implementación de redes inteligentes con sensores. Estos dispositivos ofrecen la oportunidad de recopilar datos y analizar el estado de las redes, pero también de transferir esta información en tiempo real hasta una plataforma. De esta manera, las redes se modelizan. Las fugas (u otras averías) se pueden identificar de forma más sencilla y rápida. Se pueden tomar decisiones e intervenciones de manera más rápida y se pueden reducir las pérdidas.
Mejorar la calidad del aire
Ante el aumento de los picos de contaminación, ciudades como París o Londres ya han invertido en medidas para regular el tráfico rodado cuando la calidad del aire es demasiado mala.
Los sensores de próxima generación miden la calidad del aire a través de la recopilación de datos y alertan cuando el análisis muestra que es deficiente. Para las comunidades, esta tecnología es una respuesta real a la contaminación en las ciudades.
Una agricultura más verde
El sector agrícola se está transformando gradualmente para integrar tecnologías digitales en sus procesos y orientarse así hacia una agricultura más inteligente. A través de sensores equipados con tarjetas SIM M2M como las que ofrece Matooma, el IoT ofrece la posibilidad de recuperar el control sobre la producción y su gestión.
De hecho, el uso de sensores inteligentes ofrece la capacidad de reducir la cantidad de desechos producidos, pero también de ajustar los procesos agrícolas de acuerdo con factores externos que afectan a la producción, como el clima, la humedad o la luminosidad. También reduce la cantidad de agua utilizada al detectar la cantidad de agua necesaria para regar según el nivel de humedad del suelo en tiempo real. Esta capacidad de medir factores ambientales, recopilar estos datos y procesarlos, es una ayuda decisiva para el futuro del sector.
Minimizar las pérdidas además de optimizar la producción y los costes: este es el desafío que el IoT promete cumplir en las ciudades del futuro. Este enfoque se integrará en las ciudades inteligentes en las que el IoT, y en particular el M2M, desempeñarán un papel fundamental. Porque, si la tecnología está en el origen de estas soluciones, son los datos que aporta lo que cambiará el paisaje urbano del mañana.
