Llega al mercado Autoblow, el robot que hace felaciones perfectas con 16 movimientos distintos. La Inteligencia Artificial y el ‘machine learning’ darán una experiencia sexual mucho más real.

El futuro ha llegado y con él los robots se ‘han puesto las pilas‘ adentrándose de lleno en el mercado sexual.  La Inteligencia Artificial (IA) tiene un objetivo claro: dar vida a los juguetes sexuales como si fuera una experiencia sexual real en pareja.

Autoblow es un mecanismo que promete ser capaz de replicar con fidelidad los gestos de cabeza, boca y lengua de una mujer a la hora de practicarle sexo oral a un hombre que fue financiado a través de crowdfunding en cuestión de horas por el módico precio de 50.000 dólares.

El robot es capaz de hacer 16 movimientos distintos que se combinan para ofrecer la mejor experiencia en cada ocasión de forma totalmente satisfactoria. Todo esto es posible después de que los científicos procesaran 109 horas de imágenes de felaciones extraídas de 1.145 vídeos pornográficos de forma anónima.

¿Cómo se creó Autoblow?

Sloan recurrió a un colaborador de confianza, Dalibor Copic, su cómplice en otras iniciativas como el cálculo científico de la «vagina perfecta«. Copic reclutó a su vez a otras seis personas para extraer los datos de la escena de sexo oral específica. Para ello, las visionaron a cámara lenta mientras usaban una curiosa interfaz: el icono de la cabeza de un hombre que iban desplazando sobre una recta color carne que representaba al pene en función de lo que ocurría en el vídeo.

De esta forma, los expertos en machine learning obtuvieron gran cantidad de datos en formas de coordenadas, que les costó tres años. Esto les permitió identificar dieciséis agrupaciones significativas de datos, que a su vez se convirtieron en los movimientos que el mecanismo es capaz de reproducir dentro de una secuencia.

¿Cómo es Autoblow?

Autoblow sale al mercado con formato de juguete sexual, una boca artificial fijada al resto del aparato que puede manejarse con una única mano. Pero la compañía de Sloan trabaja con prototipos de cabezas y manos cibernéticas con la idea de que esta tecnología forme parte de los robots sexuales del futuro.