Están diseñados para hacer uso de una IA más sostenible y cada vez son más necesarios para reducir la huella de carbono.
La Inteligencia Artificial está presente en la vida diaria de la mayoría de los ciudadanos. Reconocimiento facial para realizar pagos, chatbots, automatización de las tareas del hogar, asistentes de voz… Son solo algunas de las cosas cotidianas que no serían posibles sin IA. El problema es la huella de carbono que esta tecnología tan innovadora genera.
El doble de datos, el doble de emisiones de CO2
Desde 1959 hasta 2012 y, tal y como indica la Ley de Moore, se ha ido duplicando cada dos años la cantidad de datos para entrenar la Inteligencia Artificial. Según un estudio realizado por McKensey, el mercado de las TIC fue el responsable del 4% de todas las emisiones de CO2 en 2020. Esto se traduce en la explosión de las emisiones de carbono. Solo en EE.UU, los centros de datos suponen el 1,8 % del consumo eléctrico del país.
“Cada vez que ejecutamos un algoritmo nuevo, estamos realizando un consumo enorme. Para tener modelos eficientes se necesitan muchos experimentos y eso lleva un coste económico y energético que no todo el mundo se puede permitir”, explicaba Asunción Gómez Pérez, vice-rectora de Investigación, Innovación y Estudios Doctorales de la Universidad Politécnica de Madrid y responsable del Digital Innovation Hub de IA, en una sesión organizada por MIDE.
Como alternativa, los algoritmos verdes o la Green IA proponen que para conseguir un menor consumo energético se alcance un equilibrio entre el volumen de datos necesarios para entrenar el modelo, la cantidad de tiempo para entrenarlo y el número de repeticiones para optimizar sus parámetros. Por otro lado, es importante conocer si se ha utilizado una fuente de energía renovable en la creación y aplicación de estos modelos.
Programa Nacional de Algoritmos Verdes
Por su parte, con el objetivo de premiar a las aplicaciones de IA que sean sostenibles, el Gobierno ha lanzado el nuevo Programa Nacional de Algoritmos Verdes. Aún en fase de elaboración, esta iniciativa pone de manifiesto la importancia de la sostenibilidad ambiental a la hora de utilizar tecnologías de Inteligencia Artificial y, tal y como asegura la vice-rectora, “anima a investigar en nuevas estrategias de elaboración y ejecución de modelos y algoritmos que disminuyan el coste energético”.
El objetivo de este programa es “diseñar algoritmos energéticamente eficientes”, ha destacado Carme Artigas, secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial. “Transición energética y transformación digital van de la mano y son las dos grandes palancas que harán posible la recuperación económica”, añade Artigas. Este proyecto se enmarca dentro de la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial (ENIA) que cuenta con una inversión pública de 600 millones para los próximos dos años.
