La Covid-19 acelera los procesos de digitalización y de transformación de las empresas que se dan cuenta de la importancia del análisis de la información que reciben de sus clientes.
2020 ha sido un año duro. Un año en el que la sociedad ha aprendido a valorar lo más importante. Un año en el que una pandemia ha obligado a cerrar negocios, a confinar a la población y a mantener la distancia social. Un año en el que el control de los datos también ha estado muy presente y un año que ya se acaba.
La pandemia a acelerado los procesos de digitalización en muchas empresas. Ha promovido el desarrollo de robots y de smart cities o ciudades inteligentes que permitieran controlar las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera y evitaran, entre otras cosas, problemas de circulación y accidentes de tráfico.
Pero también a supuesto la adopción de nuevos modelos, como el educativo. Y es que aunque hace años empezó la transformación digital en este sector, con la pandemia se aceleró todo el proceso. El nacimiento de nuevas instituciones educativas digitales y la conversión de otras en centros híbridos donde se ejerce la docencia de forma presencial y a través de la red. 2020 ha sido el año de la consolidación del e-learning, un sector cuya facturación se sitúa en torno a los 68.800 millones de dólares a escala mundial.
A nivel sanitario, la Cumbre del Cambio Climático en Madrid de 2019 acabó con pocos compromisos políticos o avances efectivos. Sin embargo la contaminación, que tanto influye en este cambio, también afecta a otros ámbitos como el de la salud. Precisamente la prevención de las enfermedades ha sido una de las tendencias de 2020.
En este sentido, si el medioambiente está contaminado, los casos de cáncer se dispararán y también crecerán las enfermedades relacionadas con la inmunidad, como la esclerosis múltiple o la diabetes tipo 1, por lo que durante 2020 se ha hecho necesaria la personalización de los tratamientos, la aplicación de la inteligencia artificial.